Páginas

23 octubre, 2014

Avatares del amor: Quasimodo | Love avatars: Quasimodo

«Hunchback of Notre Dame» Obra del pintor e ilustrador francés Luc-Olivier Merson
Inspirado en el personaje de la novela «Nôtre Dame de París, (1831)»
del poeta, dramaturgo y escritor francés, Victor Hugo.



Tenía el corazón lleno de pájaros,
Nôtre Dame en su sangre, las campanas,
tañendo desde el yugo hasta el badajo,
en el claustro del fondo de su alma.
Como gárgola horrenda en los tejados,
pendiendo de los caños contemplaba
Les Halles y su corte de gitanos.
Sufrió la repulsión de las miradas,
la diadema del loco solitario,
la conmiseración de las migajas.

Dicen que fue una lágrima del Diablo
en el vientre infeliz de una gitana,
mas sus zarcas pupilas eran vagos
destellos de la herencia de otra raza.
Su imperfección le hizo más humano
y no existió ni rey, ni juez, ni espada,
ni verdugo, ni príncipe, ni diácono
que pudiera truncarle la esperanza.

Era la catedral su mundo mágico:
los vitrales sus flores, las estatuas
sus dioses cincelados en el mármol,
las montañas sus torres empinadas,
la cúpula del ábside su ocaso
y las aguas del Sena la fontana
donde oculto lavó sus pies descalzos.

La quietud y la paz le cobijaban;
pero llegó el amor, tardío y gárrulo,
a trinar en las lúgubres mañanas
de un Atlas con los brazos deformados
y la giba del mundo a sus espaldas.

¡Qué designios oscuros y nefastos
traza el amor en sus divinas páginas!
¡Cuántos seres de luz se habrán cegado
en los ojos de tantas Esmeraldas!



ELHI DELSUE
23.10.2014

03 septiembre, 2014

La noche | The night

«Moon Night», óleo del pintor ruso Ivan Konstantinovich Aivazovsky.

La noche es un diamante que se quiebra
y esparce sus astillas en el viento,
suave y fragante vino cuyo aliento
embriaga el corazón y lo entenebra.

Es filigrana cósmica que enhebra
las horas del ocaso en dulce evento,
un cofre que atesora el firmamento,
un ritual que en las sombras se celebra.

La noche es el lenguaje de las cosas,
oscura sangre de insanable herida
que en un velo de niebla se convierte

y cubre con estrellas misteriosas
el blanco de las alas de la vida
y el negro de los ojos de la muerte.



ELHI DELSUE
03.09.2014

11 julio, 2014

Anochecer frente al mar | Nightfall facing the sea

312469_01254599793

Me refugio en el fondo de las horas,
voy al mar y allí estás, cierro los ojos
y me arroba la voz del oleaje…

La tarde tiene anchas las caderas,
lleva una saya gris de pulcro raso;
¡tan alto es el alcázar donde mora!,
más alto que la hiedra de mis días,
latente como un beso inacabado,
como una oruga, como las raíces
que recorren las venas de la tierra.

Aquí todo es tiniebla y todo es luz;
saben a azul los labios de la playa,
a sal evanescente, a verde uvero;
el silencio es un pájaro de siglos
que vuela hacia el chasquido de los goznes
y se quiebra indefenso en las ventanas.

Sobre el arco desnudo de mi espalda,
danzan leves las sílfides del aire;
el sol apaga ya sus ojos flavos
y un caballo galopa hacia la espuma,
dócil bajo la brida de mi mano.

Entonces apareces de la nada
como dádiva azul de mis sentidos,
efímera alevilla caprichosa,
náyade inquieta, orífice del verbo
que esculpes con estéticos cinceles
los guijarros primarios de mis letras.

Ya tiritan los astros de la noche,
las horas se desploman y la luna
abre su enorme boca blanquecina,
se acicala de nubes y se asoma
como hostia de plata sobre el mar.

 
 
© ELHI DELSUE
12.07.14

30 junio, 2014

Historia de tres glosas | Story of three glosses

Todo comenzó cuando en noviembre de 2011 escribí el ovillejo «Sin tus huellas». Un año y medio después, en mayo de 2013, mi amigo el poeta andaluz José Luis Güelfo Mora, reconocido en el mundo poético por su seudónimo Luis Delamar, publica una glosa titulada «Hoy prendió el alba» basada en la redondilla de aquel ovillejo: “Se extraviaron las estrellas / en laberintos de ocasos, / quise seguir tras tus pasos / y el viento borró tus huellas”.

Bien sabe Luis de la admiración que siento por sus letras; así que, agradecido por el noble gesto que tuvo al glosar las mías, indagué al azar en su repertorio para intentar retribuirle, no en calidad, sino en cariño, su apreciado e impecable trabajo poético. El poema de Luis que elegí para glosar fue su soneto «Amordazando el llanto», escrito aproximadamente en febrero de 2013 y publicado en su blog personal «La Poesía de Luis Delamar», http://luisdelamar.blogspot.com/. Las rimas de los tercetos de aquel soneto llamaron mi atención: eran asonantes entre sí y estaban finamente engarzadas con palabras esdrújulas. Creo que esa condición especial, algo inusual en los sonetos, fue lo que me motivó a intentar por primera vez la glosa con décimas endecasílabas asonantes. Fue así como en diciembre de 2013 vieron la luz los versos de «Glosa Delamar».

La tercera de esta trilogía de glosas que hoy presento se apoya en los cuatro versos iniciales de «Glosa Delamar» y nace de la pluma prodigiosa de una de las poetas costarricenses más talentosas y más prometedoras que haya conocido: Mardy Mesén Rodríguez. Mardy descubre desde muy niña su amor por las letras; es una poeta en vertiginoso ascenso que viaja en las alas de la melancolía para plasmar en versos, desde ese prisma que la identifica, la belleza de lo efímero y lo cotidiano. Mujer sensible, sencilla y bella, heredera de un hermoso patrimonio poético familiar y poseedora de un talento único que la hace merecedora de mi admiración y cuya presencia engalana las verdes páginas de este espacio poético.

10481578_726858130689105_6007975243999087958_n

GLOSA A ELHI DELSUE
(Glosa en décimas endecasílabas asonantes | Por © Mardy Mesén Rodríguez)
Inspiradas en «Glosa Delamar», de Elhi Delsue

“Traté de despenar aquella rosa
que agonizaba al fondo del olvido,
trocar la luz por el camino umbrío,
hundirme en el silencio y la congoja.”

En el silente encanto del pasado
que vio partir los sueños presurosos,
guardé el febril celaje de tus ojos
como un misterio azul de los arcanos.
Y quise frente al sol de mi calvario
con tus frases de amor llorar a solas
bajo la lumbre inquieta de la aurora;
sobre el mustio vergel de soledades,
en un intento vano de olvidarte,
traté de despenar aquella rosa.

Y hallé tu mansedumbre en su mirada,
frente al abismo ignoto de mi suerte,
su lánguida quietud dijo: ¡Detente!
y en su voz inmortal calló mi alma.
A mis labios retorna tu fragancia
como zarzal de piel en mis caminos,
como un rosal de miel siempre florido,
y en el jardín austral de mis deseos
insiste en retoñar aquel recuerdo
que agonizaba al fondo del olvido.

Lanzo al alba mis versos cual cendales
que quisieran besar el horizonte,
o el pedestal agreste de tus noches
para menguar después hasta apagarse.
Solo el viento acaricia mi mensaje,
y en el eco glacial de su sonido
mi cálida pasión pierde su hechizo
tras la bóveda inerte de la bruma,
solo puede la inhóspita fortuna
trocar la luz por el camino umbrío.

Sobre el regazo pálido del tiempo
este credo de amor se ha fatigado,
con su virtud de fuego y alabastro
lleva un sudario añil por nuestros besos.
Y entre la fronda eterna del recuerdo,
muda a la tibia piel que lo atesora,
quiero guardar la esencia de tu boca
como al fiero verdor guarda el follaje,
para en el leve manto de la tarde
hundirme en el silencio y la congoja.

 

Mardy Mesén Rodríguez
San José, Costa Rica
29 de junio, 2014.

07 junio, 2014

Amor de guerrilla | Guerrilla love

Amor de Guerrilla

Puedo abrirle mi pecho a los fusiles
y atravesar el verde de los montes,
navegar hacia inciertos horizontes,
vencer murallas, derribar rediles.

Puedo elevarme en el amor de miles
y abrazarme a la muerte sin aprontes,
ser tropel de cigarras y cenzontes
o silenciar la ira a los hostiles.

Pero nunca me dejes sin tus besos,
aguamiel de tus labios que, posesos,
encienden las cenizas de mi hoguera.

Para sentirme amado en la batalla
y vivo en el fragor de la metralla,
¡no me niegues tus besos, compañera!

 

ELHI DELSUE
07.06.2014

23 febrero, 2014

Epitafio | Epitaph


Las hojas de la palma transmutaban
en visiones confusas por instantes,
espantos de mis horas delirantes
que a la noche en tinieblas aluzaban.

Mis ojos eran lunas que se alzaban
como negros albatros desafiantes,
como ignífugas aves acezantes
que al tragaluz del alma se asomaban.

Pude beber de un solo sorbo el mundo,
¡nada fue tan disímil o profundo:
ni mis demonios, ni esta cruz impía!

Un epitafio es mi conciencia flácida:
«Vuelvo a nacer sobre la muerte plácida;
vuelvo a morir bajo la tumba fría...»


ELHI DELSUE
23.02.2014

Contacta a Elhi Delsue