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30 junio, 2014

Historia de tres glosas | Story of three glosses

Todo comenzó cuando en noviembre de 2011 escribí el ovillejo «Sin tus huellas». Un año y medio después, en mayo de 2013, mi amigo el poeta andaluz José Luis Güelfo Mora, reconocido en el mundo poético por su seudónimo Luis Delamar, publica una glosa titulada «Hoy prendió el alba» basada en la redondilla de aquel ovillejo: “Se extraviaron las estrellas / en laberintos de ocasos, / quise seguir tras tus pasos / y el viento borró tus huellas”.

Bien sabe Luis de la admiración que siento por sus letras; así que, agradecido por el noble gesto que tuvo al glosar las mías, indagué al azar en su repertorio para intentar retribuirle, no en calidad, sino en cariño, su apreciado e impecable trabajo poético. El poema de Luis que elegí para glosar fue su soneto «Amordazando el llanto», escrito aproximadamente en febrero de 2013 y publicado en su blog personal «La Poesía de Luis Delamar», http://luisdelamar.blogspot.com/. Las rimas de los tercetos de aquel soneto llamaron mi atención: eran asonantes entre sí y estaban finamente engarzadas con palabras esdrújulas. Creo que esa condición especial, algo inusual en los sonetos, fue lo que me motivó a intentar por primera vez la glosa con décimas endecasílabas asonantes. Fue así como en diciembre de 2013 vieron la luz los versos de «Glosa Delamar».

La tercera de esta trilogía de glosas que hoy presento se apoya en los cuatro versos iniciales de «Glosa Delamar» y nace de la pluma prodigiosa de una de las poetas costarricenses más talentosas y más prometedoras que haya conocido: Mardy Mesén Rodríguez. Mardy descubre desde muy niña su amor por las letras; es una poeta en vertiginoso ascenso que viaja en las alas de la melancolía para plasmar en versos, desde ese prisma que la identifica, la belleza de lo efímero y lo cotidiano. Mujer sensible, sencilla y bella, heredera de un hermoso patrimonio poético familiar y poseedora de un talento único que la hace merecedora de mi admiración y cuya presencia engalana las verdes páginas de este espacio poético.

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GLOSA A ELHI DELSUE
(Glosa en décimas endecasílabas asonantes | Por © Mardy Mesén Rodríguez)
Inspiradas en «Glosa Delamar», de Elhi Delsue

“Traté de despenar aquella rosa
que agonizaba al fondo del olvido,
trocar la luz por el camino umbrío,
hundirme en el silencio y la congoja.”

En el silente encanto del pasado
que vio partir los sueños presurosos,
guardé el febril celaje de tus ojos
como un misterio azul de los arcanos.
Y quise frente al sol de mi calvario
con tus frases de amor llorar a solas
bajo la lumbre inquieta de la aurora;
sobre el mustio vergel de soledades,
en un intento vano de olvidarte,
traté de despenar aquella rosa.

Y hallé tu mansedumbre en su mirada,
frente al abismo ignoto de mi suerte,
su lánguida quietud dijo: ¡Detente!
y en su voz inmortal calló mi alma.
A mis labios retorna tu fragancia
como zarzal de piel en mis caminos,
como un rosal de miel siempre florido,
y en el jardín austral de mis deseos
insiste en retoñar aquel recuerdo
que agonizaba al fondo del olvido.

Lanzo al alba mis versos cual cendales
que quisieran besar el horizonte,
o el pedestal agreste de tus noches
para menguar después hasta apagarse.
Solo el viento acaricia mi mensaje,
y en el eco glacial de su sonido
mi cálida pasión pierde su hechizo
tras la bóveda inerte de la bruma,
solo puede la inhóspita fortuna
trocar la luz por el camino umbrío.

Sobre el regazo pálido del tiempo
este credo de amor se ha fatigado,
con su virtud de fuego y alabastro
lleva un sudario añil por nuestros besos.
Y entre la fronda eterna del recuerdo,
muda a la tibia piel que lo atesora,
quiero guardar la esencia de tu boca
como al fiero verdor guarda el follaje,
para en el leve manto de la tarde
hundirme en el silencio y la congoja.

 

Mardy Mesén Rodríguez
San José, Costa Rica
29 de junio, 2014.

07 junio, 2014

Amor de guerrilla | Guerrilla love

Amor de Guerrilla

Puedo abrirle mi pecho a los fusiles
y atravesar el verde de los montes,
navegar hacia inciertos horizontes,
vencer murallas, derribar rediles.

Puedo elevarme en el amor de miles
y abrazarme a la muerte sin aprontes,
ser tropel de cigarras y cenzontes
o silenciar la ira a los hostiles.

Pero nunca me dejes sin tus besos,
aguamiel de tus labios que, posesos,
encienden las cenizas de mi hoguera.

Para sentirme amado en la batalla
y vivo en el fragor de la metralla,
¡no me niegues tus besos, compañera!

 

ELHI DELSUE
07.06.2014

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