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19 febrero, 2015

Tú me recuerdas la ciudad dormida | You remind me of the sleeping city


A Ana Cevallos Carrión


Tú me recuerdas la ciudad dormida,
lejano amor de corazón lojano,
un pesebre ataviado de luceros,
una luna incendiando los tejados.
Me recuerdas la súbita esperanza
de un lirio floreciendo en el ribazo
que separa tus sueños de los míos,
un libro virgen, un silencio extraño,
un tropo refugiando una palabra,
una gasa de nube, el sol de marzo.

Tú me recuerdas la sonrisa franca,
las lágrimas de un sauce sobre el lago,
el aria triste de un trinar de aves,
una llovizna acariciando el páramo.
Me recuerdas la voz apasionada
del viento jugueteando en Catamayo,
el amor germinando en las pupilas,
el volantín voluble de los años...

¡Todo me lo recuerdas! porque tú
tienes la ubicuidad de lo sagrado,
la fuerza de una ola embravecida,
el ímpetu furioso de un disparo.

Huir de ti no puedo, aunque quisiera,
y ser de mí, te juro, lo he intentado.
Y aunque cerraran todas las ventanas
y se ajaran las rosas de tus labios,
¡No te vayas, Amor, que todo queda!,
¡No te alejes de nuevo y ponte a salvo
de todos mis desaires y de mí!,
que está la copa llena entre tus manos
y lo dulce y divino es un misterio
que suele develar el vino amargo.

Tú me recuerdas la ciudad dormida,
lejano amor de corazón lojano.


19.02.15

2 comentarios:

  1. Elhi
    Siempre que vuelvo a leer este poema me envuelve la magia, me siento absorta y conmovida en la belleza de tus letras. Creo que esto de juntar palabras, acomodarlas con prolijidad, empaparlas con sentimientos, embeberlas de sueños, nutrirlas de sensaciones, rodearlas de emociones,…eso es cosa de grandes poetas y sin duda tú eres uno de ellos. Mi ser reboza de gratitud por esta enorme poesía que llevaré siempre en la memoria de mi corazón, como una de las cosas más lindas en mi paso por la vida. Un abrazo infinito.

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    Respuestas
    1. Hace más de un año que pasaste por aquí, querida Ana. Más de un año y aún sigo recordándote como siempre, con el mismo cariño de siempre, con la misma nostalgia de no saber de ti, de no encontrarnos, y la nueva incertidumbre de no escribir, de no ser yo.
      Cada palabra de este poema te pertenece. Nacieron todas de mí, pero son tuyas en la brevedad de su vuelo y en la eternidad de lo que expresan. Gracias por tus palabras que me devuelven la fe en quien soy. Gracias por estar siempre allí, aunque no estés, y siempre mirando una luz en la oscurana de mi poesía.

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